Kobo Abe
(2011). Los cuentos siniestros
Buenos Aires: Ed. Eterna Cadencia
… siempre me han irritado los relatos donde los
personajes tienen que quedarse como al margen mientras el narrador explica por
su cuenta… Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento con algo más
que con el cuento en sí
Cortázar
Poco sé de la literatura japonesa, no soy un
experto en el tema; sólo he leído a los autores más conocidos, los que
conocemos por las traducciones. Me refiero a Mishima, Kawabata, Murakami, entre
otros. Por lo tanto, ignoro cuáles sean los temas tradicionalmente japoneses en
la literatura, si es que existe tal cosa. Lo cierto es que si no me hubiera
enterado, por el nombre en la portada, la nota introductoria u otros detalles-
muy pocos en realidad (como un tatami que
se menciona en el cuento La casa); ni
siquiera los nombres son japoneses (los personajes son llamados con iniciales o
con nombres genéricos como el hermano,
la esposa, la niña)- no habría creído que estos Cuentos siniestros de Kobo Abe fueron escritos por un nipón.
Y es que en Kobo Abe predomina lo que suponemos
debe haber en el interés de alguien que escribe un cuento, y no de alguien que
parece estar escribiendo una guía turística de su país (lo que he observado en
muchas ocasiones, en otros escritores de muchas partes y que no viene al caso
mencionar). Parece que el autor se propuso precisamente eso: no ser leído por
los occidentales que esperan encontrar lo exótico del lejano oriente, o de la
patria del sol naciente; sino ser leído como lo que aspiramos todos los que
escribimos: ser un autor universal.
Entonces, ¿de qué tratan los cuentos de Kobo
Abe?, se estarán preguntando los pocos lectores de esta nota. De lo que tratan
todos los cuentos: de la soledad, de la muerte, qué sé yo. Lo que importa no es
qué sino cómo, cómo cuenta Kobo Abe lo que cuenta. De una manera exasperante, a
veces irritante (esto lo digo como un cumplido); no se sabe bien lo que ha pasa
o ha pasado, pero uno sospecha que es algo inusitado. La mayor virtud de Kobo
Abe sea quizás ésa: los personajes a menudo se ven atrapados en una
circunstancia inusual, extraña e incomprensible para ellos. El narrador no
parece saber más de lo que cuenta; los lectores, perplejos, vivimos ese mismo
caos en que está sumido el personaje.
Lo inverosímil, lo fantástico lindando con lo extraño,
se hace presente en estos cuentos de Kobo Abe, narrador de atmósferas
enrarecidas, personajes estrambóticos y acontecimientos que pueden ser
paranormales o simplemente raros. Así que, ya está advertido el lector, si
quiere saber algo de Japón, mejor compre un Atlas; si quiere leer a un autor
que lo deja a uno sumido en el borde de la desesperación, lea a Kobo Abe.
Rafael Victorino Muñoz
@soyvictorinox
No hay comentarios:
Publicar un comentario