El ensayo lezámico. Raúl
García Palma
Fundación Editorial El Perro y la rana.
2007
Raúl García Palma
(Caracas, 1958), sociólogo y escritor, se ha propuesto, con este volumen, una
tarea verdaderamente compleja: ofrecer claves para desentrañar el misterio de
los ensayos de Lezama Lima, ensayos que, como se sabe, comparten con el
conjunto de su obra la cualidad de lo hermético, lo elusivo, donde la metáfora
también es lo central, y donde también, según el propio Palma, “Lezama Lima
estaría utilizando mecanismos ficcionales provenientes de su propia narrativa”.
Emprendiendo una
lectura transdisciplinaria, el autor entrevé en el ensayo lezamiano una
planteamiento subyacente, “que señala la posible denuncia o rectificación de lo
americano”, o más exactamente de la historia de lo americano, ya que Palma ha
buscado analizar el discurso científico dentro de La expresión americana. Para ello, (re o de)construye una teoría
sobre el ensayo en Lezama, evidenciando la presencia de lo ficcional en
articulación con el discurso histórico, “los elementos del ensayo que
establecen sus posibilidades ficticias”, y los “préstamos del espacio narrativo
hacia la ensayística de Lezama Lima”.
Borges en una
ocasión anotó que la metafísica era una rama de la literatura fantástica. Palma,
en su lectura del ensayo lezámico,
pareciera sugerir que la historia acaso también lo sea para el autor de Paradiso.
La visión jubilosa de José Lezama Lima. Gustavo Pellón
Monte Ávila Editores Latinoamericana. 2005
Gustavo Pellón (Cuba,
1953) ha partido de y hacia un desafío
paradójico, propuesto por el mismo Lezama, según el cual la novela Paradiso constituye la summa de toda su
poesía. De allí que Pellón se haya dado a la tarea- paradójica también- de
estudiar la poética de este autor en su más reconocida obra en prosa.
El autor comienza
por revisar algunas lecturas de Paradiso,
en las cuales “se ha intentado leer la novela según la tradición estética
realista” (con respecto a ello algunos consideran una suerte de realismo
fracasado por el desequilibrio entre la descripción y la narración); también
revisa las lecturas bajtinianas de Paradiso, en cuanto novela dialógica y carnavalesca, y por último la lectura
posestructuralista, emprendida por Severo Sarduy.
Pellón, según sus
propias palabras, deliberadamente ha decidido detenerse en el precario
equilibrio que, a lo largo de la obra lezamiana, sostienen “la palabra representada, proliferante y
a menudo opaca y la palabra que
representa, igualmente necesaria y cuya tarea es dar testimonio”. El estilo
de Lezama, dice Pellón, muestra una preocupación por “domar la oscuridad para
la tarea de la iluminación mística”, en un doble reto que es a la vez estético
y ético.
Particularmente interesantes resultan las lecturas de
Lezama que emprende Pellón en los capítulos IV (La cultura como naturaleza: una práctica americana de la lectura y la
escritura) y V (Epifanía textual: un
regreso a la bibliomancia), donde, respectivamente, estudia “la práctica de
la lectura y la escritura como consumo cultural” y evidencia o ilustra la fe
del autor de Oppiano Licario en el
“carácter epifánico de la actividad literaria”.
Lejos de ofrecer claves que busquen simplificar la obra
Lezamiana, Pellón confiesa que sólo ha querido compartir su asombro ante Lezama
Lima, “verdadero monstruo de su laberinto”.
Rafael Victorino Muñoz
@soyvictorinox
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