Hay países donde algunos deportes
llegan a constituirse en verdaderas religiones: en algún momento en Rusia (o en
la URSS) fue el ajedrez, en Canadá es el hockey, en Kenya las carreras de
fondo, en Brasil y en Argentina el fútbol. No es de extrañar, pues, que se
pueda hacer toda una antología de cuentos sobre fútbol escritos por argentinos:
hay de dónde escoger, y no me imagino si no se escogiera el tamaño del volumen,
acaso una enciclopedia completa.
Algunos de los escritores acá
incluidos apenas se interesaron en el tema a lo largo de sus obras, le
dedicaron poco tiempo y espacio, pocos textos, y sin embargo algo de atención
le concedieron, como es el caso de Borges; otros, como Soriano y el mismo
antologador (Fontanarrosa) han hecho del fútbol uno de los temas recurrentes en
sus textos; a ellos ya los conocíamos, conocíamos de su pasión por el deporte y
las letras, sin embargo, no dejan de sorprendernos. Pero como siempre sucede
con las antologías, nuevos nombres nos son dados a conocer, algunos de los
cuales constituyen una grata respuesta, como lo fue para mí Alejandro Dolina
con sus breves crónicas atribuidas al puntero izquierdo de un once que fue
conocido como el de las mil derrotas.
En otra ocasión comenté una
antología de cuentos sobre deportes, y me planteé la cuestión acerca de que no
es sencillo escribir sobre este tema, ya que se puede correr el riesgo de caer
en la anécdota fácil de esquina o de programa televisivo, o de caer en el
cuento fácil del héroe callejero elevado a mito colectivo, con todos los
lugares comunes del caso. ¿Cómo evitarlo? ¿Cómo sortear este peligro de
escribir bien sobre un deporte sin parecer un simple comentarista? Estos
escritores acá reunidos, han encontrado parte de la respuesta en el fútbol del
arrabal, el fútbol que no ha perdido su encanto, su romanticismo; y a pesar de
que están también presentes, en algunos de los relatos, los grandes nombres y
los grandes clubes, no olvidan la dimensión humana del deporte, aquello que a
todos fascina, más allá de las estadísticas y los contratos, de la publicidad y
las transmisiones.
Rafael Victorino Muñoz
@soyvictorinox
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