En este
volumen, Luis
Britto García se propone analizar uno de los fenómenos más interesantes, si no
el más interesante, de nuestros tiempos: la cultura. Dicho así puede sonar a
verdad de Perogrullo: ¿es que acaso no hubo antes cultura? O, ¿es que acaso la
cultura de los pueblos no ha sido, a lo largo de todos los tiempos, uno de los
fenómenos más interesantes? Sí, pero también es cierto que la nuestra, o las
nuestras, son culturas muy particulares, no sólo por la participación de
diversos tipos de lenguajes que antes no existían (como los audiovisuales e
informáticos), sino por la gran diversidad de expresiones que la constituyen.
Aún más
interesante es la forma como el autor plantea el tema de la cultura, entendida
en el sentido más amplio de la palabra: para el autor, la cultura es anterior a
todo o abarca todo; tanto que, incluso, “la raíz última de los conflictos debe
ser detectada en la cultura”. Es decir, en buena parte de las guerras que ha
habido en la humanidad, “se inculcan concepciones del mundo, valores o actitudes”.
En efecto, con muy pocas excepciones, los conquistadores no sólo quieren
sojuzgar, económica y políticamente a los otros pueblos, también quieren
conquistarlos espiritualmente, y a veces no necesariamente a través del
conflicto armado sino con “operaciones de penetración, de investigación
motivacional, de propaganda y de educación”. El norte es, pues, para el
conquistador, imponer una cultura, su cultura, y acallar las otras, que pasan a
ser subculturas, culturas marginadas y en gran medida, contraculturas.
La cultura
es definida por Britto García como una clase de “modelo interno parcial,
resumido y modificable de sí mismo y de las condiciones de su entorno”. Así, los
organismos sociales “desarrollan una cultura, una memoria colectiva, que
contiene los datos esenciales relativos a la propia estructura del grupo
social, al ambiente donde está establecido, y a las pautas de conducta
necesarias para regir las relaciones entre los integrantes del grupo, y entre
éste y el ambiente”. Pero la cultura no es o no puede ser inmutable, sino que
debe modificarse a sí misma, autorregularse, para poder adaptarse a los cambios
y sobrevivir. Si no se adapta, perece.
La
manera de transformarse de una cultura pasa por la integración y asimilación en
su modelo de otros componentes. De allí que “la cultura se transforma mediante
la progresiva generación de subculturas, que constituyen intentos de registrar
un cambio”; y es que toda cultura no es completa, es parcial, no satisface en
todo sentido a los individuos que componen el grupo, sobre todo cuando se trata
de grupos sociales muy grandes y complejos, donde no todos participan por
igual, donde a veces surgen desigualdades, exclusiones, y algunos terminan en
el margen.
Así que entonces se generan, en el seno de
la cultura, o en su periferia, subculturas, que como se decía, contribuyen al
cambio de esa cultura. Pero esto no siempre ocurre de una manera armoniosa, es
más, lo que a menudo ocurre es que la subcultura entre en conflicto con la
cultura que pasará ahora a llamarse dominante u oficial, en tanto que las otras
se constituyen en contraculturas, proceso donde se establece “una batalla entre
modelos, una guerra entre concepciones del mundo”.
Volviendo
a lo que señalábamos antes, lo que hace más espacial a las culturas de nuestros
tiempos, es la forma como se relacionan unas con otras, o la forma como la
cultura dominante ha tratado de avasallar a las contraculturas. Particularmente,
el autor concede, a lo largo del texto, mayor atención a la forma como en el
modelo capitalista, en cuanto productor de cultura, se han ideado modos para
aniquilar las subculturas o contraculturas que antagonizan con la oficial. En
este sentido, Britto García refiere la existencia de mecanismos mediante los
cuales el propio sistema, o la propia cultura dominante, “asume el papel de
crear y de dirigir la cultura del subgrupo disidente”, lo que termina por suavizar el desacuerdo de los marginados
con la cultura oficial. (Esto puede observarse, por ejemplo, en el hip-hop de
la cultura afroamericana, que acabó por ser una forma de pop, después de haber
nacido como protesta.)
Más
específicamente, en el capitalismo tales operaciones implican el estudio de los
mercados para adoptar decisiones con respecto a lo que se va a producir, el styling, la publicidad y todo el proceso de mercadeo; también esto se logra a
través de: a) la apropiación, universalización e inversión del significado de
los símbolos contraculturales (lo que ocurre con la imagen del Che Guevara
estampada en miles de playeras); b) creación de subculturas de consumo o
estilos de consumo, como esos targets a
los cuales se dirigen los canales de televisión por cable; entre otros medios.
Claro, todo esto se refiere no al capitalismo de siempre, sino a una forma de
capitalismo que es de ahora, y a mecanismos que son y han sido posibles gracias
a los mass media.
Luego,
el autor pasa a analizar una gran diversidad de procesos a la luz de estas
concepciones, de lo cual se deriva que los eventos más diversos, como las
luchas por los derechos humanos o por la igualdad de las minorías, las sectas
religiosas, los movimientos iconoclastas e irreverentes como los yippies, la experiencia ritual de las
drogas por parte de ciertos grupos, la revolución sexual, las comunas, son
síntomas de una misma condición: son manifestaciones contraculturales, de
grupos que han sido marginados, están en la periferia y generan una cultura que
es opuesta a la dominante. La contracultura sería la continuación de la lucha
de clases, por otras vías y por otras razones: nada que ver con los medios de
producción, sino con las visiones del mundo que entran en conflicto.
Rafael
Victorino Muñoz
@soyvictorinox
Los desafíos es de qué manera la escuela o instituciones que forman haga eco de estos puntos evidenciados en el libro de garcía,que no deja de ser una constante en el mundo global, seguimos en economìas inhumanas, capitalismo salvaje, nos han hecho dorar la píldora de la explotación por nuevas categorías....
ResponderEliminardigámoslo claro, la lucha de clases está en la calle, en la cultura....
Gran aporte a las mentes disidentes del sistema...:)::):)