jueves, 4 de agosto de 2011

Ariel y Proteo selecto (2007). José Enrique Rodó


Se considera que el modernismo, movimiento literario fundamentalmente hispanoamericano nacido a finales del siglo XIX, es el punto de partida de las vanguardias literarias surgidas posteriormente y, en consecuencia, decisiva influencia en las letras contemporáneas.

Como el primer movimiento literario nacido en nuestro continente, no es de extrañar que en el tratamiento de los temas por parte de los modernistas predomine una visión americentrista, que ya se había hecho presente en autores y pensadores como Bello, Rodríguez, el mismo Bolívar. En los modernistas esto iba a la par con una revolución de la forma, aunque algunas veces degeneró en un preciosismo extremo.

El término modernismo fue propuesto por el gran creador e impulsor de este movimiento: el poeta nicaragüense conocido como Rubén Darío. Además de él, otros escritores modernistas fueron José Martí, Leopoldo Lugones; el movimiento pasó a Europa, de allí que se hable de escritores modernistas españoles, como Valle- Inclán y Juan Ramón Jiménez; en nuestro país, se puede mencionar a Manuel Díaz Rodríguez.

Otra de las emblemáticas figuras del modernismo fue José Enrique Rodó, uruguayo, nacido en Montevideo en el año de 1871. Además de escritor, fungió como periodista y participó en política (fue diputado a Cortes por el Partido Colorado). Rodó es considerado el ensayista del modernismo por excelencia. Sus principales obras fueron Ariel (publicada originalmente en 1900) y Motivos de Proteo (de 1909), ambas están incluidas en el volumen que estamos comentando. De Motivos de Proteo sólo se incluyó una selección; Ariel sí aparece íntegra.

Ignoro la razón para proceder así. Si era por brevedad, hay otros textos de la Biblioteca Popular para los Consejos Comunales aún más extensos. En verdad, para mí, ninguna razón justifica que se mutile un texto al editarlo, ya que es el lector, cualquier lector, quien decide lo que lee y lo que va a saltarse, es su derecho y nadie debe menoscabarlo. Pero, pasemos al comentario de la obra de Rodó, aunque en esta ocasión sólo me referiré a Ariel por motivos de espacio, dejando posiblemente para después Motivos de Proteo.

Ariel es un personaje de La tempestad, de Shakespeare. En dicha obra, Ariel simboliza o encarna los valores de la sabiduría, de la civilización, de la mesura, de la belleza inclusive. En su libro, el mismo Rodó señala que Ariel: “… representa (…) la parte noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad; es el entusiasmo generoso, el móvil alto y desinteresado en la acción, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteligencia.” En la obra, Ariel se opone a Calibán, que es exactamente todo lo contrario.

En Ariel, Rodó se vale de la figura de un personaje: un Maestro, Próspero, es quien habla y se dirige a un grupo de estudiantes, dirigiéndose en realidad al lector, que serían las juventudes de América, en una serie de discursos exaltados y apasionados en los cuales expone sus tesis; que tienen que ver con la crítica al utilitarismo o pragmatismo, la exaltación de los valores de lo bello y lo espiritual, los problemas de la democracia, entre otros. Como pensador, Rodó atribuye gran valor a la educación, y dedica buena parte de su reflexión a este tema.

En estos discursos Rodó también propone el espiritualismo, en oposición al pragmatismo, como una forma de resistencia cultural de los países de Hispanoamérica frente al creciente dominio de EEUU, que es un dominio tanto político-económico como de pensamiento, ya que las ideas que subyacen a un modelo político (lo que llaman la ideología) son precisamente lo que los conquistadores desean que se implante en las naciones que invaden, y son las ideas lo primero que asimilan quienes quieren ser conquistados, los que ya están entregados. Cualquier parecido con nuestra realidad…

Rafael Victorino Muñoz

@rvictorino27

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