jueves, 4 de agosto de 2011

Fernando Pessoa: Plural como el universo



Los djinns son uno de los más notables inventos de los árabes. Nosotros se los pedimos prestados: son los “genios” de nuestros cuentos de hadas… nacieron hace miles de años en algún lugar de la tierra de Ismael, en la mente de unos beduinos estupefactos por el vacío del desierto y resueltos a llenarlos a toda costa. ¡Fantástica empresa! Los hombres del desierto, considerando que la tierra estaba poco poblada, resolvieron que fuese habitada por criaturas surgidas de la mente. Inventaron compañeros imaginarios. Un espejismo es mejor que el vacío…

- Michel Gall. El secreto de las 1.001 noches

En mi biblioteca los autores en lengua portuguesa ocupan el menor espacio que quepa imaginar, comparados por ejemplo con los de lengua francesa, española o italiana. La literatura portuguesa es la hija menor de la literatura en lenguas romances. Debo confesar que para que no luciera tan despoblado el escaño correspondiente, he mezclado a los portugueses con los brasileros, a los cuales separé de sus coterráneos latinoamericanos.

No sé si esto será un asunto de ignorancia por un lado (específicamente por mi lado) y un asunto de mercado por el otro, ya que las editoriales en lengua española (que distribuyen con mayor profusión en nuestro país) son en gran medida españolas y, en cuanto tales, promocionan a sus propios autores y sus propios valores, dejándonos conocer sólo a medias otras cosas, es decir, dejándonos conocer lo que más sobresale pero no todo.

También podría ser que, simplemente y retomando el tema del inicio, la literatura no abunda en Portugal como sí lo hace en Francia, por decir algo. En época de Pessoa (1888-1935) la cosa debe haber sido peor: aún no nacían ni escribían los Saramago ni los Lobo Antunes ni los de Andrade. Ante este panorama Pessoa decide poblar el desierto de estas letras con sus heterónimos.

Varias y diversas son las voces inventadas por él. Los más conocidos y con producción literaria más consistente y constante son: Alberto Caeiro, Alvaro de Campos y Ricardo Reis. Además de ellos hubo varios semi-heterónimos y seudónimos (Pedro Botelho, Antonio Mora, Bernardo Soares), con los que explora otros géneros (como el cuento y el ensayo) y para los cuales traza hasta una biografía.

Pero, ¿son tan distintas estas voces?, me pregunto ahora. No sé cómo habría sido mi lectura si no hubiera sabido de antemano que todas esas personas eran la misma. No sé si habría podido notar la diferencia. En cualquier caso lo que cabe es juzgar el texto, no el hombre ni el nombre.

Rafael Victorino Muñoz

@rvictorino27

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